Críticas

2013
Mayo

Lorena Székely es como una trovadora juglaresca, que viene de lejos sola para contarnos, con toda su presencia, un pequeño cuento sobre un escenario.


Por Tomás Rodríguez

Por Sonia Jaroslavsky


Esta obra es monólogo, que ella comparte con sí misma; Alma, su madre, su hermana y la maldad. 
Hay un despliegue de energía y movimiento en la escena donde toda la vida hasta el final de ella es un recordar y olvidar, el escenario de Victoria o Alma, como el espectador quiera nombrarla,
es compartido por una silla, una pequeña valija, una soga para saltar,
una planta y una invisible posibilidad para dejar que el viento del tren la despeine. Soñar y arrepentirse forma parte de la crudeza la golpeó.
Por  Azucena Cerundolo




Desgarradora, impresionante, esta obra realmente merece que la veamos todos, hombres y mujeres. Porque son las mujeres las que tanto sufren como sufrió Alma, y los hombres, los que provocan y aprovechan este sufrimiento. En una sociedad que día a día va perdiendo la piedad, y corre el riesgo de deshumanizarse, es hora de conocer la historia de María Victoria, que es la de tantas chicas que vienen a Buenos Aires con tantas ilusiones que quedan cortadas en el camino.
Marzo


Inocencia Interrumpida 
por Daniel Gaguine 
La dramaturgia es sólida y contundente, al tiempo que va y viene a través del tiempo. De esta forma se podrá apreciar como era la niñez de Victoria, sus sueños y el carácter alegre y vivaz de una niña a la que la realidad le hará una jugarreta muy difícil de sobrellevar. Es en la dramaturgia donde se sostiene la excelente actuación de Lorena Szekely, logrando llevar esas palabras y situaciones tan fuertes a un nivel de teatralidad donde la precisión del relato y su extensión en la actriz forman un dueto indestructible. Con muy pocos elementos y una iluminación tenue e imaginativa, crea los contextos en los cuales se desarrollaran los acontecimientos, gracias a una muy buena utilización del espacio.




SOBREVIVIENDO
El tema de la trata de blanca, por lo general, es tomado desde un ángulo donde se recurre a la angustia, al resentimiento, al odio, a la bronca y no se muestra el otro costado de la víctima. En “Alma” (dirigida por Leonardo Odierna y Armando Saire) se puede disfrutar de una puesta en escena con pocos recursos a nivel objetos, pero llena de metáforas, enseñanzas, iluminación, una excelente actuación de su protagonista, la música y efectos -cuidadosamente escogidos para la trama-.
Por Mariela Verónica Gagliardi

Por Moira Soto

Febrero

Alma es una mujer y es símbolo. Es símbolo porque su historia atraviesa la historia de muchas otras mujeres, en otros tiempos y también en este presente.
La actriz Lorena Székely brilla en este unipersonal. Se destaca el trabajo físico de sus complejas interpretaciones y la versatilidad necesarias para ir de un extremo a otro de la emoción en un instante.
Maia Noé




Alma

Alma es una propuesta pequeña. Diminuta, casi como la muchacha que lleva la escena adelante hasta metérsela en el bolsillo.

Borrando los golpes bajos, la decisión dramatúrgica es alternar los momentos más álgidos con los recuerdos de infancia, como para intercalar la sonrisa.

Se describe su vida y con eso alcanza. Alcanza para reflexionar, para entristecerse, para tomar conciencia. Y tal vez, para llevar adelante algún acto de este lado del escenario.

Mónica Berman





Alma es una obra que a través del episodio de una vida, trabajado con delicadeza y sin dejar de atender a la voluntad poética propia del teatro, desde su lugar aporta visibilidad a una problemática urgente que, si bien en estos tiempos ha ganado un pequeño espacio en los medios masivos de comunicación, no deja de constituir una realidad que se evade de los pensamientos cotidianos, del imaginario colectivo, que tiende a esconderse por resultar insoportable: la esclavitud de miles de mujeres, prisioneras dentro de un sistema perverso de dominación y explotación.
Por Juan Manuel López Baio

Por Moira Soto 



Por Luis Mazas




Ahora bien, ¿cómo vencer dramáticamente el estancamiento en el que caen muchas veces los unipersonales? Alma apostó a la variedad de personajes, que son precisa, brutal, y bellamente interpretados –todos- por Lorena Székely. Brillantes diálogos – ¿o acaso monólogos?- y una extensión justa ayudan a mantener la obra en equilibrio. La actriz ha realizado con éxito un estudio fino de la disociación psicológica. Esto es palpable, como ejemplo entre tantos otros personajes que aparecen en el transcurso de la obra en el doble juego que de personalidades entre María Victoria, la niña tierna del interior que luego se irá transformando en la vieja y desgastada Alma.
Hay algunas escenas emocionantes y tiernas que  reproducen con virtuosismo el movimiento tanto psicológico como físico de un ser humano que se desplaza en tren dejando atrás su niñez y su lugar de pertenencia.
Ladislao SerranoVer nota completa


La pieza teatral obliga necesariamente a conmovernos, a sentirnos parte, a ver una realidad que se siente irreparable aunque debería extinguirse.

Saber siempre es mejor que desconocer… ¡Para ver! 

Meche Martínez




En una sala íntima, un cuerpo, una silla; una vida que se nos representa y confiesa en intensos 50 minutos de la mano de Lorena Székely. Con un gran dominio del espacio y del propio cuerpo, la actriz recrea los lugares por los que transita y nos hace sentir y vivir sus transformaciones. Los personajes se instalan fácilmente, con un sutil cambio de luz, con los diferentes tonos de la voz, o con un oportuno y rápido movimiento.
 Sol Ubalton

2012 




Una historia mínima, sí ... pero narrada y actuada de una manera tan conmovedora que la convierte en única y nos hace tomar conciencia que detrás de cada historia anónima de humillación y vejación hay una persona, hay un Alma ...
Andrea González


La actriz, Lorena Székely, desde su pequeña figura, inunda el espacio con su presencia única y aborda todos los lugares, todos los personajes con los cuales entabla un cuasi / diálogo, incluido el espectador. Logra con su voz, ser una y dos y todas las que habitan las circunstancias que atraviesan su relato. El unipersonal, ya que la dramaturgia también la tiene como una de las autoras, es el género que le permite mayor lucimiento al actor o la actriz que lo aborda, pero también aquel que exige de ellos un compromiso mayor. Compromiso que Székely asume con pasión para constituir a los dos, a Victoria devenida Alma, y a Alma que nunca olvida, porque no puede, que fue alguna vez Victoria.
Por Azucena Ester Joffe y María de los Ángeles Sanz
www.lunateatral.blogspot.com.ar




La actuación de Lorena Székely es admirable. Pasea al espectador por todos los sentimientos, desde la ternura, a la angustia pasando por la emoción, el enojo, la alegría y la molestia. Sólo se necesita de ella y de la imaginación para crear todos los personajes que aparecen en la obra. El público comprende inmediatamente este “lenguaje” propuesto por ella y lo toma, lo maneja.
Lucía Spinetta
 
(www.espectáculosdeaca.com.ar)

"Alma" es una metáfora permanente de la vida donde los engaños juegan con la necesidad de los que menos tienen y con la inocencia de los menores, que auguran un mundo mejor.
Ana Leguìsamo Rameau


Esta obra es una de las que hay que ver, una obra interesantísima, con una actuación excelente, una escenografía acorde a la personalidad de la persona, se observa una dirección puntillosa. Un verdadero esfuerzo y trabajo como el visto, produce al final de la obra el mejor de los sonidos, los aplausos extensos y continuos, estos que salen del corazón, que rescatan tal vez lo humano de nosotros.
Di Crecchio Sergio 
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¿Cuántas mujeres viven vidas como Alma, vidas inadvertidas, o bien vidas que la sociedad no quiere ver, como las cosas tremendas que suceden como si fueran hechos normales.  Contar una de esas historias, la de Victoria que luego se convirtió en Alma, es el desafío de este muy recomendable espectáculo.   
Alfred Hopkins
Buenos Aires Jaque Press

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